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| ...Y un día, desde las entrañas del pueblo,
nació el peronismo...
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Perón, al mezclarse con los nuevos bárbaros, era una peligrosa amenaza para los intereses concentrados del civilizado mundo. No eran menores las conquistas de los trabajadores alrededor de la Secretaría de trabajo que dirigía Juan D. Perón.
Universalización de la indemnización por despido, más de dos millones de jubilados, creación de escuelas técnicas dirigidas a obreros, firmas de convenios colectivos de trabajos (123 en 1944 que incluían cerca de un millón y medio de trabajadores, 347 en 1945 que incluía a más de dos millones de trabajadores), sanción de estatutos (Del peón del campo, y del periodista).
Esta simbiosis de la clase trabajadora y Perón levantó el avispero en los sectores conservadores políticos, económicos y militares. Apoyados por la embajada de EE.UU a cargo de Braden intentaron frenar el crecimiento de las conquistas de los trabajadores y evitar el afianzamiento de Perón exigiéndole la renuncia a todos los cargos (vicepresidente de la Nación, secretario de guerra, y Secretario de Trabajo y Previsión).
El 12 de Octubre, Perón fue detenido y trasladado a la Isla Martín García. El “Perón ya no constituye un peligro” con el cual tituló la detención el diario critica era la síntesis del pensamiento conservador de la época, y el ¡Vayan a reclamarle a Perón! respondieron los patrones ante las pretensiones de cobrar el feriado del 12 de octubre.
Perón preso. Los oligarcas se frotaban las manos. De repente la tierra crujió. De todos los rincones de Buenos Aires emergieron miles de personas para confluir en la Plaza de Mayo, y en el resto del país también. "YO TE DARÉ, TE DARÉ PATRIA HERMOSA, TE DARÉ UNA COSA, UNA COSA QUE EMPIEZA CON P, ¡PERÓN!"; o “SIN GALERA Y SIN BASTÓN… LOS MUCHACHOS DE PERÓN” fueron algunas de las consignas más recordadas de ese pueblo trabajador que se movilizó en aquel 17 de octubre para rescatar a Perón y para seguir luchando por “el ser” en medio de una Argentina donde esos pocos de siempre querían sostenerse en el privilegio de ser.
La mirada de los intelectuales de la época sellaron que hubo un antes y un después. Cuando Scalabrini escribió a fines de los treinta “El hombre que está solo y espera” imaginó que el espíritu de la tierra era ese hombre gigantesco compuesto de miles de células (hombres) infinitamente pequeñas, al cual describió “solamente la muchedumbre innúmera se le parece un poco”. Más tarde, el mismo Scalabrini confirmaría que esa muchedumbre innúmera finalmente tuvo vida en ese 17 de octubre, “lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo”
José Hernández Arregui: “El 17 de octubre no sólo fue una lección histórica para las fuerzas del antiguo orden sino la gigantesca voluntad política de la clase obrera. Su adhesión a un jefe no se fundó en artes demagógicas sino en las condiciones históricas maduras que rompían con las antiguas relaciones económicas del régimen de la producción agropecuaria, que superaban los programas de los partidos pequeño-burgueses de centro izquierda”.
Y Borges, Jorge Luis Borges recordaba como se sentía en ese 17 de octubre “Yo estaba avergonzado e indignado”, siendo coherente con esa línea antiperonista que dejó en su obra, en Sarmiento sin nombrarlo denomina a la etapa abierta en el 45 como “El otro horror”, y años más tarde en otro poema de los dones escribió “gracias quiero dar al divino, laberinto de los efectos y de las causas, por ciertas vísperas y días de 1955”. Sin dudas que esa muchedumbre innúmera leal, trabajadora y suelta en las calles argentinas dio nacimiento al peronismo- que según Jhon W Cooke fue el más alto nivel de conciencia al que llegó la clase trabajadora- o a “el otro horror” depende quien interprete los hechos.
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