Entramos a la última semana de campaña. Los caminos bifurcados
se hacen más visibles. Unos con la intención de producir urgentes notas
mediáticas, y otros con la intención de avanzar en términos estructurales. La
empresa de buscar una gobernación no es fácil, no cualquiera puede hacerlo.
Quienes juegan en esa liga, merecen un reconocimiento inicial, se elevaron
respecto de los demás dirigentes en un contexto político dado. Dirigentes que
tensionan entre lo urgente y lo estructural.
La urgencia de Aida por dar manotazos mediáticos, y la
tranquilidad de Jorge Capitanich para llevarnos a temas que hacen al mediano y
largo plazo.
Mientras Aida Ayala no pudo contra la breve interpelación de la
vedette Moria Casán, Jorge Capitanich busca mejorar el sistema democrático de
los habitantes chaqueños, mediante una enmienda constitucional que limite la
duración de los mandatos de intendentes.
Aida Ayala desde principio a fin de la campaña demostró su falta
de ubicación en los temas centrales para la provincia.
En un primer momento, dijo que se recostaría en los equipos de
la fundación Construir, pues no era cómo Capitanich que quería saber todo de
todo. La fundación armó el supuesto plan de gobierno, tras la visibilidad de la
contratación millonaria a PIMP SA, dejó de ser mencionado por Aida.
La jefa comunal quedó desguarnecida, ya no podía delegar las
soluciones discursivas a la Fundación. Debía dar respuestas. Al fin y al cabo
era la candidata.
Pero las respuestas flamearon por su ausencia, solo quejas
contra el gobierno nacional y provincial. Criticó, recitó muletillas pero nunca
dijo cuales serían acciones correctivas o superadoras. Si dice que las obras
son truchas, debe decir que hará: ¿Demolerá el hospital pediátrico? Demolerá el
segundo acueducto? Claro que no las demolerá porque sencillamente las obras no
son truchas. En el cuento de Aida, la pobreza se combate con el aumento de la
tarjeta alimentaria. En los debates con Peppo quedó más claro todavía que la
candidata no está en condiciones de gobernar.
Hoy, con el diario del lunes podemos decir que Aida fue una
digna competidora para el Frente que lidera Capitanich. Con el avance de la
campaña se verificó la fragilidad de valores en la candidata. Uno de los
últimos manotazos fue viajar a Buenos Aires con el único propósito de hablar
mal del gobierno nacional y provincial, volvió con más penas que glorias. El Frente
Vamos Chaco parece borracho, de banquina en banquina, lejos de constituirse en
una alternativa para la gestión Capitanich. Después de la resaca les quedará la
noble tarea de opositor.
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