Aida Ayala dice que va “terminar con el negocio de la pobreza en el
Chaco, que condena a miles de comprovincianos a sufrir las consecuencias del
clientelismo político”.
Aida Ayala hace eje de campaña en un aumento en el valor de la tarjeta
alimentaria, llegar a $ 750, con un seguimiento nutricional, y garantizar la
escolaridad de los menores.
Si existe un posible foco de clientelismo es ese tipo de tarjetas
alimentarias, una mínima asistencia para la cual el ciudadano, debe hacer
largas filas para inscribirse. Aida Ayala no produce ninguna propuesta
superadora, solo hace eje en aumentar el monto de la asistencia con la
intención (clientelismo) de captar algunos votos de las personas que más necesitan la
asistencia del estado.
Por otra parte, la Asignación Universal genera dos puntos salientes como
son el cumplimiento del calendario de vacunación, y la asistencia escolar. La
lucha política debe seguir centrada en fortalecer la materialización del
presente derecho legal que tienen los hijos menores de padres desocupados.
Recordemos que la pobreza es intergeneracional, muchos padres desocupados en el
presente, son hijos de aquellos padres excluidos por el nefasto neoliberalismo.
Esa cadena debe cortarse. Y comienza a cortarse con los niños y jóvenes en las
escuelas, con el acceso a la salud, a la informática. En ese punto la
asignación universal es una herramienta valiosa. Es cierto, no lo es tanto para
Ernesto Sanz quien dijo que la plata de la asignación se va por la canaleta del
juego y de la droga; y tampoco para Mauricio Macri quien se mostró en contra de
su aplicación.
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