De producirse una
segunda vuelta en las elecciones presidenciales, podemos decir, desde Abril
hasta noviembre (8 meses del año) no quedaría un solo mes sin alguna elección.
Es una travesía electoral tremenda para los argentinos, es hora de revisar la
conveniencia de sostener un calendario electoral tan exigente para los
argentinos.
Las fuerzas
políticas insumen gran cantidad de tiempo para discutir (o dirigentes que
intentan ser nominados) el reparto de cargos, luego ingresan en la etapa de
proselitismo, y queda poco tiempo para pensar en temas que hacen al mediano y
largo plazo. Cada
una de las elecciones provinciales genera repercusión en los medios de capital
federal, y desde allí baja un ruido ensordecedor, agobiante. Ayer en Entre
Ríos, un grupo de dirigentes rurales intentó ingresar por la fuerza a Casa de
gobierno, varios policías fueron heridos en esa confrontación. El año electoral
es interminable.
Es cierto que
algunas provincias, tienen establecidas sus pautas de calendario (Salta, Chaco,
entre otras) en las constituciones, pero nada impide que se puedan modificar
esas circunstancias.
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