La gente de Clarín, inició la fiesta con una carta del adiós.
El periodista Marcos Markic fue el autor de la misiva. Es comprensible. La
mandíbula del indomable potro Clarín, sufrió los rigores del freno. El 10 de
diciembre, se va una Presidenta que se atrevió a poner en debate el rol de
Clarín, tanto en la dictadura cívico-militar como en los años de democracia. Los
confrontó sin miedos. Los festejos anticipados de la gente de clarín,
constituyen un poderoso nutritivo para ratificar que los caminos recorridos
fueron los más acertados.
Clarín desde su escondite, impuso el miedo para inhibir,
condicionar, influir e inmovilizar tanto al pueblo como a los presidentes
elegidos por el voto. El miedo es materia prima para producir males mayores.
Bombardearon con el miedo a no jubilarse, para afirmar la entrega de la caja
previsional a las AFJP, bombardearon con el miedo a perder el empleo para
producir flexibilización (precarización y desocupación) laboral. También se
fabricaron miedos para condicionar Presidentes, ningún presidente puede
gobernar sin clarín de su lado; no se puede gobernar sin Hugo Moyano, no
llegará al fin del mandato.
La película argentina nos reserva imágenes imborrables de cuando
Clarín (y afines) era dueño y señor del poder. Por un lado, la imagen de “gente
con maletín” que llegaba a Buenos Aires para revisar las finanzas públicas y velar
por los intereses de los acreedores e inversores especulativos; y por otro
lado, la imagen de “gente con palos”, con rostros tapados que salían a las
calles para tratar de defender los intereses de sus familias. En ese país
aparecieron los kirchner. La gente con maletín y la gente con palos, pasaron a
ser parte de una triste historia de fragmentación y exclusión social.
Los festejos de clarín no sorprenden. Tampoco sorprende que
los candidatos presidenciales prometan unión, armonía, encuentro, y dialogo
entre los argentinos. Mauricio Macri
prometió "unir a los argentinos", Daniel Scioli prometió promover el
diálogo y el encuentro, Sergio Massa prometió "romper la división de los
argentinos"; Adolfo Rodríguez Saa prometió una "Argentina del
diálogo". En lo particular, quiero creer que la diferencia entre Cristina
y Scioli es solo de estilos, que Scioli será un mejor Presidente que Cristina,
y que podrá seguir generando las condiciones para avanzar, en términos
federales, hacia el desarrollo socio-económico. El proceso político que se abre
presentará una poda de palabras, se bajarán los decibeles, y habrá menos
vértigo. El color difícilmente esté ausente. Al fin de cuentas, después de la
tormenta viene el arcoíris, un paisaje anhelado frenéticamente por la gente de
Clarín. Eso sí, la gente de Clarín debería tratar de evitar los pronósticos de
la “no vuelta”, ya se tragaron varios sapos con el recurrente pronostico de fin
de ciclo.
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