El revés para el bolsillo de las familias que
utilizan el transporte “urbano” de pasajeros quedó consumado con la declaración
de crisis y emergencia por parte de la Municipalidad de Resistencia. El Boleto Aída a
$3,25. Aída es tan buena que la generosidad no tiene ningún pudor en habitarla.
En lo concreto, tenemos un boleto Aída a $3,25
y un boleto Coqui a $ 2,50. Pero no es la única diferencia. El Municipio
reconoce 16 centavos más que la provincia en el ítem “Retribución a la Gestión Empresaria ”. El Municipio reconoce casi 76 centavos de pesos el
kilómetro recorrido; mientras que la provincia reconoce menos de 60 centavos de
pesos para la línea interurbana. No sabría si la conducta de la jefa
comunal se encuadra en la falta de aptitud o en la falta de actitud para
sentarse en una mesa de negociaciones con la mente puesta en los usuarios.
La sentencia del Juez Julián Flores, fue
dejada sin efecto por parte de la Municipalidad , casi
en el mismo momento de la notificación a los empresarios. La trilogía empresas-sindicato-Municipio
reaccionó con celeridad y creatividad para edificar una vía de escape con el
dinero de los usuarios.
La arquitectura del escape incluyó un
comunicado de la patronal a sus trabajadores, inmediata declaración de paro
(muy parecido a un lock-out patronal), declaraciones mediáticas de la
intendenta (muy parecidas a la de una vocera empresaria), y en contadas horas
una ordenanza para legalizar una declaración de crisis y emergencia.
Aída Ayala nunca tiene la culpa de nada. Las
culpas siempre son ajenas. Siempre intenta deslindar sus responsabilidades
políticas. Ante la puesta en escena de los colectivos quietos, la jefa comunal
intentó rubricar una conclusión mediática: El problema se desató por culpa del Defensor
del Pueblo y del Juez.
Intentó instalar que la sentencia del Juez no
era otra cosa que la pretensión de escribir una ordenanza municipal. Es decir,
una sentencia que lesiona la autonomía municipal. También intentó huir de la
responsabilidad, diciendo que estaba preocupada por la situación e intentó
comunicarse con el gobernador pero este no le atendió el teléfono.
Aída Ayala, parece conducir una Municipalidad
por el camino de la displicencia festiva que en ciertos casos, constituyen
desvíos de los principios, derechos y deberes de la Carta Orgánica. Por ejemplo, en su última cruzada
mediática contra Gustavo Corregido, intentó esmerilar la imagen del instituto
del Defensor del Pueblo provincial. Con ese tipo de declaraciones, comprendí su
desidia para buscar las formas de darle existencia al Defensor del Pueblo
Municipal previsto en los artículos 221
a 226 de la Carta Orgánica.
La conducta gubernamental de Ayala, nos debe
guiar por el sendero de la preocupación. El precio del boleto, es un producto
que nos ilustra cómo funciona un proceso decisorio cuando se subordinan los
intereses comunitarios a los intereses sectoriales. Tomar el atajo de la comodidad sin siquiera buscar alguna otra forma para financiar el aumento es una situación que nos debe preocupar. Muchas veces escuché a la Ingeniera Ayala
parlotear con énfasis sobre el valor del diálogo en los tiempos crispados que
desató el kirchnerismo. “Hablando se entiende la gente” es una frase a la cual
apelamos en lo cotidiano para cerrar una diferencia. Lástima, en este caso, que
esa facilidad para el diálogo sea financiada con el dinero de la gente, o con
el dinero de doña Rosa, como decía Bernardo Neustadt en los noventa y como dice ella desde hace una década. En fin,
con la plata de doña Rosa, nuestra jefa comunal puede hacer lo que quieren los
empresarios.
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