Varios están amontonados
en la puerta de una estrecha salita de auxilios. Deberán esperar otros largos
ratos. El médico, como todo médico rural, casi nunca se queda en la salita, recorre
muchos kilómetros para ocuparse de otras emergencias. Es probable que muchos de
esos pacientes, amontonados en la puerta, escucharán la lista cuando el medico
andariego se la dicte a una de sus asistentes. El colmo sería que esa asistente
abra la puerta de la salita de auxilios y les diga: “Esta vez, no hay lluvia de
bendiciones para todos. Dice que los ama con todo el logo del frente, y les
pide que sean leales, la política siempre brinda una revancha y los cargos que
les ofrecerá son la primera revancha que le brindará la política. Cualquier
cosa pueden leer mi libro de autoayuda para pasar estos momentos. Los quiero.”
El
frente es un colectivo, dicen algunos soñadores. Otros dicen para darle un
toque de “seriedad” a la política de los adultos que no es una asamblea
estudiantil. Pero el Frente Chaco Merece Más es un disfraz. Parece colectivo.
Pero no lo es. Es la concatenación de varios aparatos.
Una
cosa es la comunidad organizada y otra muy distinta la organización de
aparatos. Es justo reconocer que en casi todos los aparatos que conforman la
comunidad política hay dirigentes y militantes que tienen la pasión por la
transformación de esta tipología de acciones. Son lo menos pero cada vez son
más. Por ahora siguen prevaleciendo los sellos, y en ese contexto Jorge
Capitanich se maneja sin mayores perturbaciones a la hora de ejercer su
liderazgo provincial.
Capitanich,
de vez en cuando, hace jueguitos para la tribuna. A comienzo de año realizó la
exhibición de un discurso con el anuncio de las famosas comisiones del FCHMM.
Un entretenimiento. Un rato antes había hecho el relato de una autocrítica.
Jorge
Capitanich, de alguna forma se aprovecha. Sabe mejor que nadie que la
construcción de una lista pasa por equilibrar los humores de los aparatos. Sabe
que la mayoría hace política por el cargo y por los conchavos que pueden
deparar algunos cargos.
Si uno
revisa el problema de fondo de las últimas peleas “políticas” que salieron a la
luz publica, no haremos otra cosa que certificar esta dolorosa realidad. El
caso de Francisco “Tete” Romero es emblemático por la defensa de algunos medios
a los cuales el vicegobernador los tipifica como mercenarios. Sergio Soto
denunció que Libres del Sur retiene parte de los beneficios a los becados.
Beatriz Bogado hizo lo propio con una dirigente social de Juan J Castelli.
Estas peleas son las que salieron a la luz pública porque hubo diferencias de
caja. Los medios tipificados por mercenarios hasta hace unas semanas buscaban
el pelo en la leche para pegarle al Presidente de la
Legislatura.
Para Capitanich la conformación de las listas es una
cuestión matemática, no política. Los aparatos son como una mini empresa que
arrendan sus servicios al mejor postor. Sabe que si un aparato se aleja, en el
mercado se puede conseguir otro. Capitanich tiene bajo control las expectativas
de sus dirigentes. Les otorga una libertad de acción tan amplia que los termina
inmovilizando en lo electoral. El achatamiento del resto de la dirigencia es
funcional para afianzar su capacidad de nominar. Si se pelean es mejor, más
debilitados llegan a pedir auxilios.
No es
un problema del líder. Es casi un problema estructural del resto de la
dirigencia que ve al Estado no como una herramienta para transformar las
realidades sociales sino como un gran tambo donde pueden abrevar algunos litros
de leche. Claro, siempre hay excepciones. Pero ese es otro cantar. Además
entre los bendecidos, siempre existen respetables dirigentes que por diversas
razones tienen méritos y antecedentes para integrar una lista.
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