Jorge Capitanich,
en el Congreso del Frente Chaco Merece Más, insistió en mostrar el camino al
resto de la dirigencia. Fue un discurso duro, sin medias tintas.
Por un lado, ofreció una clase de construcción de
liderazgos (Si alguien desea reforzar lo
que escuchó en el Domo del Centenario, sugiero leer el Capitulo I del libro
Kirchnerismo). Y por otro lado, fustigó con dureza el hacer de sus funcionarios.
Napoleón Bonaparte,
ya nos dio una idea cuando sostuvo que “Los hombres que han cambiado el mundo
no lo han conseguido remplazando a los gobernantes, sino siempre agitando a las
masas”.
Y ese agitar de las masas es el talón de
Aquiles de la inmensa mayoría de la dirigencia, tal cual lo dice Jorge
Capitanich, y sobre el cual no avanzaré porque está reflejado en post anteriores: " Aplausos para el Senador", y "Vividores de la política".
Si leyeron esos
enlaces, es posible apreciar que no estoy
en desacuerdo con lo planteado por Jorge Capitanich. Esos dos males,
lamentablemente, son partes de una realidad que entre todos debemos intentar
cambiar: Por un lado dirigentes con pereza política para persuadir a las masas,
a un barrio, a una manzana; y por otro un uso abusivo de los recursos del
estado.
Sin embargo, Jorge
Capitanich cuando cuestiona a sus funcionarios, tiene las herramientas que
exceden a las palabras para liderar las acciones correctivas de cada caso. Sobre
este punto hablé en mi programa, y lo remarco ahora.
Capitanich, en su
carácter de líder que tiene laureles políticos de sobra, no está para comentar
los problemas de gestión y dejar que todo siga igual. Como bien destacó en parte
de su discurso: “Mejor que decir, es hacer”.
Capitanich, desde la punta de la pirámide, relata cuales son los problemas que aquejan a su
gestión, pero aún no se observa la otra parte de la ecuación que es “el hacer”.
Si esas
autocríticas -siempre bienvenidas- no se traducen en acciones correctivas, podemos
conjeturar que no estamos en presencia de una autocrítica sino del relato de
una autocrítica.
Los motivos sobre
los cuales puntualiza el gobernador son innegables, pero vale preguntarnos
cuales son las motivaciones que guían a Capitanich a emprender este relato de
la autocrítica.
El enojo del gobernador es real. Nada de lo que dice públicamente es algo que no hayan escuchado alguna vez sus funcionarios. Pero ¿Por qué lo hace publico en estos momentos?
El enojo del gobernador es real. Nada de lo que dice públicamente es algo que no hayan escuchado alguna vez sus funcionarios. Pero ¿Por qué lo hace publico en estos momentos?
Por la oportunidad
en que se realizan, podemos conjeturar que este relato de la autocrítica, al realizarse en el amanecer de un año electoral, podría constituir un elemento de
una estrategia electoral. Por ejemplo: Formar las listas a diputados
provinciales.
También existe una
leve posibilidad que con este relato de la autocrítica, se busque un
amoldamiento al prisma de los medios y opositores nacionales, quienes reclaman
autocrítica al gobierno nacional. En esta hipótesis, bastante temeraria de mi
parte, podríamos pensar que Capitanich de alguna forma deja semillas, que lo
muestran con algún valor diferencial, respecto a la conducta del gobierno
nacional. En términos más sencillos: “Miren
que autocrítico que soy”
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