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“Nosotros somos una
juventud militante que viene a cambiar la realidad desde el territorio en un
vinculo permanente con la comunidad. Un trabajo comunitario en una escuela
es una excusa para discutir las demandas reales de esa comunidad específica. No
se criticó nunca, que en épocas electorales, entraron a las escuelas a entregar
naranjas. Nosotros entramos a una escuela, la pintamos, y trabajamos con la
comunidad. Vamos los fines de semanas, pintamos aulas, hacemos trabajos de
refacción, intentamos darle mas velocidad a la presencia del estado. La escuela
es el espacio único donde promovemos valores, discutimos una forma social de
construir en comunidad.
Luego narró, a modo de ejemplo, una de las tareas
comunitarias de La Pingüina : “En el
barrio Resistiré comenzamos pintando una escuela, en menos de seis meses
estuvimos haciendo un centro cultural, en menos de un año trabajamos con dos
expresiones del cristianismo, tanto con la capilla de la iglesia católica como
un culto de la Iglesia
evangélica. “El problema de fondo de
Sergio Vallejos no es que pintemos escuelas, sino es que esta juventud, que se
expresa solidariamente, terminará conduciendo los intereses del pueblo”.
“Hay
una dialéctica permanente en cuanto a la relación que existe entre el poder
público y el poder real, que obliga a tomar posiciones. Si se gobierna y responde a
los intereses del status quo provincial o si se gobierna para el pueblo. O te
dedicas a navegar en la coyuntura, o te dedicas a gestionar tocando intereses y
te expones a que estos medios te peguen. Una persona que quiera cambiar, en
profundidad, la realidad es consciente que se enfrentará a esos intereses del
status quo. En lo particular, me enorgullece saber que
hay grupos económicos y comunicacionales a quienes no les gusta que la realidad
cambie. Tenemos que estar contentos, y atentos a al mismo tiempo.
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