Cristina Fernández de Kirchner, cuestionó las picaras quejas
de los productores agrarios en los
tiempos de sequías, que desembocan en subsidios, sin hacer un mínimo esfuerzo
para reinvertir sus utilidades en riego. Por supuesto que la Presidenta hizo la
salvedad respecto a las necesidades de los pequeños productores a quienes se
los debe asistir. Pero esas picardías no se materializarían sin el sistémico acompañamiento
de los medios de comunicación y del Estado.
El Estado Chaqueño, sancionó una ley por medio de la cual se
comprometió a entregar Cien millones de pesos en concepto de subsidios para los
productores rurales. Ya se abonó 50
millones, distribuido en 3174 productores, 88% de los que
presentaron sus declaraciones juradas y que representan el 83% de la superficie
declarada en emergencia, informó el Ministro Orban. ¿Esto querrá decir que
los cincuenta millones que faltan se distribuirán en el 17% de la superficie
afectada y para el 12% de productores?, ¿Cincuenta millones para 433
productores? O ¿el pago para esos 3174 productores fue parcial?
Ese subsidio fue precedido de una elevada “presión de prensa” para
concientizar a la sociedad y para que se enteren las autoridades nacionales de
la gravísima situación por la cual dicen atravesar los productores rurales del
Chaco. En el 2.011 el sector rural contrató poco más de 7000 empleados y exportó
más de cuatrocientos millones de dólares, siendo el Chaco la segunda provincia
que más creció en sus exportaciones detrás de Entre Ríos. Que la sequía los
afectó, es indiscutible, y especialmente a los pequeños productores para
quienes sus explotaciones son una forma de vida, no un negocio. Pero vale remarcar el rol de ciertos medios que cubrieron con especial énfasis cada paso del
reclamo, las reuniones de productores con diputados, y luego las gestiones de
Capitanich en Buenos Aires. Un Reality
show de los productores.
Alguna vez, sería bueno, que esos medios –o periodistas- tan
preocupados por los efectos de las sequías tengan el mismo énfasis para
realizar coberturas periodísticas de esas madres y niños, que caminan largas
distancias para buscar agua, ocupando gran parte de su tiempo en esa tarea.
Para colmo de males, la legislatura chaqueña aprobó la Ley de Biocidas, que dejó abierta la
tranquera administrativa para que, dependiendo de cada caso, se
achiquen las distancias prohibidas para fumigar con agrotóxicos. De mas está decir, que esas madres ocupadas
en acarrear agua, no tienen tiempo para transformarse en un grupo de presión ni
periodistas que le escriban semanalmente la dura realidad. Esas madres, es
probable que perciban la asignación universal por hijos, que para esos medios no
es sino un maldecido subsidio circunscrito en el clientelismo. Esos sectores que tienen la dominación oral en la política chaqueña, piden
achicamiento del gasto público. La consciente contradicción es que los
subsidios a los productores rurales también son gastos públicos.
Respecto al segundo momento del discurso presidencial, si
bien es cierto -y como era esperable- la prensa nacional, aún cuando en el
mismo discurso realizó las aclaraciones de rigor, puso en primera plana los
dichos de la presidenta respecto a la conducta racista de algunos europeos. Sin
embargo, creo que la presidenta intentó dejar bien en claro que las
reparaciones históricas para los pueblos originarios se ejecutan merced a las
políticas fijadas en Casa Rosada. En ese elevado deseo por mostrar su
compromiso con los pueblos originarios, pasó una innecesaria frontera, ubicó a
nuestro gobernador en una incomoda e inverosímil estigmatización. Capitanich,
en esta primera etapa, es un impulsor práctico para la inclusión de los pueblos
originarios. Nunca antes un gobernador del Chaco puso tantos empeños por
generar proyectos tendientes a lograr una reparación histórica a las victimas
de saqueos, discriminaciones y ultrajes. Fueron muchos años de desidia estatal,
y es deseable que los próximos gobernadores sigan realizando las tareas
debidas.
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