El triunfo electoral del Frente para la Victoria , en casi todos
los departamentos de la provincia, dejó varias ramas para la reflexión. La
desmesura festiva o depresiva, según el caso, podrían borrar las huellas de ese
caminar que viene desde el 2.007; y nublar la visión del camino que se debe
transitar de cara al 2015. La reflexión, es compleja en medio de un escenario
donde algunos festejan una derrota, y
otros se cruzan reproches aún cuando salieron ganadores.
El 2.015 está en la mente de ambos
sectores. El triunfalismo radical se produce al leer que el horizonte de poder
no es tan lejano como lo estuvo en el 2.011. ¿Está mal? No. La generación de expectativas
es parte del juego político. La lista ganadora de la interna radical, festeja,
aún cuando en promedio, no llegó al 27% del total de votos válidos.
Si se suman votos a nivel de partidos,
la brecha promedio cruza los 6.5 puntos porcentuales. En el fútbol, alguien
inventó la escalera subjetiva de la victoria: “Ganar, golear y gustar”. Fue
goleada del equipo de Capitanich. Y más goleada fue si se toma solamente en
cuenta el partido Capitanich-Aguilar contra Rozas-Ayala. Por alguna razón no
colmó el tercer peldaño. El punto de insaciabilidad, intuyo, está dado por la
preocupación 2015. Tanto el triunfo en las PASO como el triunfo que se dará en
octubre, no erradica el principal problema que tiene el oficialismo: “Ausencia
de posicionamientos de los candidatos para reemplazar a Capitanich en el 2.015” .
Esto se agrava cuando del otro lado se
visualiza con claridad la silueta de Aída Ayala. La intendenta de Resistencia, intuye
que su candidatura está bajo control; aún en un previsible escenario donde el
rozismo inflará sus ambiciones para colgar el candidato a vicegobernador. Aída
perdió en Resistencia. Puede decir rápidamente cualquier dirigente del
justicialismo. Es cierto. Como también es cierto que cuando Rozas perdió la
gobernación en el 2.007, la líder naranja gozó de una mayor cantidad de votos
que Rozas. En estas elecciones, Aída no es candidata. Hay un nicho duro del
electorado que no vota a rozas, aun cuando Aída le levante las manos.
¿Cuáles son las fichas? Del oficialismo.
Se desconoce. Aída gobierna, y hace política con una llamativa comodidad. Cuando
la generosidad es tan grande hasta los santos desconfían. Capitanich le
garantiza fotos de paz y amor; y Gustavo Martínez le garantiza ese tipo de acciones
que una parte del electorado rechaza. La señora intendenta ocupa las tapas de
los diarios con un Capitanich abierto; y también cuando se queja de la actitud
de los concejales peronistas. Ayala, se ve en un escenario inmejorable donde Capitanich,
es el bueno de la película que se marchará en el 2015, y el resto son los malos.
Se frota las manos.
Sin embargo, el oficialismo que conduce
jorge Capitanich tiene una ventaja: Conoce el próximo movimiento del
radicalismo, y hasta cómo se dará la interna. Aída Ayala, desconoce cuales
serán los próximos pasos de Capitanich. Debería preocuparse.
Jorge Capitanich, sabe que jugará algún
partido en el 2.015. Es un animal político. Existen algunas variables que se
despejarán a fin de año. En el chaco es el líder político de mayor legitimidad.
Pero a nivel nacional es un soldado. Espera las instrucciones que la líder dará
el próximo 10 de diciembre. En base a esos lineamientos, sabrá si su accionar
político se nacionalizará o municipalizará. En cualquiera de esos ámbitos de
acción, podrá eludir el síndrome del pato rengo, y mantener cierta legitimidad
interna para posicionar a “su candidato” para la continuidad del proyecto
político. Si debe acampar en territorio resistenciano, además de constituirse
como “El candidato a intendente”, le permitirá empujar a su candidato a la
gobernación, que en estas horas se llama Eduardo Aguilar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario