La violencia en el fútbol no es folclore. El Presidente del Club Atlético Chaco For Ever, en
Abrapalabras, narró las peripecias por las cuales deben atravesar los dirigentes
para contener a las barras bravas. Sus declaraciones recorrieron el país. No es
la confesión de un culpable que releva pruebas, sino el relato de los
padecimientos de un dirigente.
Héctor Gómez,
integra la comisión directiva que rescató al club de la quiebra, y que está restaurando
no solo de la infraestructura deportiva, sino también los tejidos sociales. El
poder de contención social, del histórico club resistenciano, se advierte en
esos 700 chicos que entrenan en el club, y en la pronta inauguración de un
playón polideportivo.
“Son treinta gatos
locos, los que ensucian la familia For Ever” dijo indignado.
El dirigente,
estuvo a la defensiva a lo largo de la entrevista; consciente que muchas veces,
desde los medios se dice ligeramente: Los dirigentes, son cómplices de las
barras bravas.
Héctor Gómez hizo
referencia que después de mucho tiempo el gobierno de la provincia del Chaco
está generando iniciativas para combatir el “flagelo”. La constitución del
CoProSeDe es una de ella. Pero también señaló que muchas veces los delincuentes
de las tribunas, son detenidos por la policía pero rápidamente encuentran la
libertad por la no aplicación de la
Ley de Deportes, y por intervenciones de ciertos “dirigentes
políticos” a quienes prefirió no identificar.
“El Fútbol de la
liga chaqueña, es uno de los mas violentos del litoral argentino, comparado con
otras grandes capitales del futbol. Es una problemática muy grave que tenemos
que afrontar entre todos, dirigentes, policía, justicia, gobierno, periodistas.
Estamos perdiendo la batalla con esa gente. En el Chaco, somos los dirigentes
que más denunciamos, judicialmente, a las barras bravas, y siguen afuera”.
Según Héctor Gómez,
el desamparo de la dirigencia, los lleva a negociar con las barras para evitar
males mayores: “Si tenes 50 chicos practicando una disciplina, y te llegan dos
barras bravas, drogados y con un arma en la mano, a pedirte plata. ¿Qué haces?
¿Le das o preferís poner en riesgo la vida de los chicos? Yo no niego ni voy a
esconder nunca que he negociado con las barras bravas de mi club. Los que están
afuera no saben lo que vivimos de lunes a viernes para poder llegar tranquilos
al día del partido. Llega un momento que uno trata de evitar un mal mayor, y
terminamos entrando en la trama de ellos".
"Negociamos con las barras bravas
porque no nos queda otra. Los dirigentes, somos el último orejón del tarro. Estamos desamparados. No tenemos diez
custodias por día como un juez o cualquier funcionario. Nos hemos sincerados
ante la justicia y ante la opinión publica. La seguridad deportiva, a veces es
manejada por personas que están detrás de un escritorio, y no tienen ni idea de
lo que pasa en una cancha. Es fácil hablar desde afuera, hay que estar en un
club. Si Independiente, que es un club grande, está pasando penurias con las
barras bravas. ¿Qué nos queda a nosotros? Que no tenemos el mismo poder
adquisitivo de los clubes de Buenos Aires".
Gómez narró un episodio para graficar el desamparo dirigencial: “Hace dos años, un grupo de 15 barras bravas, asaltó un colectivo y tuvo bajo amenazas a 18 jugadores, menores de veinte años que iban a jugar un partido. Nosotros los denunciamos, estuvieron tres días presos y el presidente de For Ever tuvo un patrullero nueve días en la puerta de su casa”.
Finalmente dijo que
“Todos sabemos. La justicia sabe. La policía sabe. Nosotros sabemos. Pero no
vamos a erradicar este flagelo, mientras no apliquemos las leyes como
corresponde y no dejemos de sacarlos por la puerta de atrás”.
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