Desde el microclima
dirigencial no se puede inferir al clima social. Esto no significa que uno le
niegue legitimidad a los reclamos de 3.000 docentes sobre 38.000 docentes
chaqueños. Nadie está en condiciones de decir que el sistema educativo chaqueño
es perfecto. Tiene debilidades. Tiene falencias, requiere ajustes de tuercas en
muchas de sus partes, como se viene haciendo desde la provincia y desde la
Nación. El sistema educativo chaqueño, en mi modo de ver las cosas, no se
merece un debate que apela a criterios maniqueístas, y se motoriza por los
apuros electoralistas, de algunos dirigentes de la oposición. El primer dilema
que uno encuentra en el camino, es saber si el sistema educativo empeoró o
mejoró, respecto al año 2.007; y allí sería bueno que los dirigentes de la
oposición se pongan a trabajar, elaboren una matriz con datos objetivos que nos
permita determinar si hubo mejorías o agravamientos tanto de los procesos como
de los productos. Esta vocación al palabrerío, a partir de cuestionamientos puntuales,
no es un aporte constructivo desde la dirigencia.
La interpelación al Ministro
Sergio Soto fue un muestrario de la desidia con la cual se manejan algunos
dirigentes de la oposición. Ese
afán al protagonismo inmediato y mediático, eclipsó la fuente de los reclamos
docentes. Se focalizó en las supuestas contradicciones de Soto Sindicalista, y
Soto Ministro. Soto era el objetivo. A la directora de escuela no le importa
que echen a Soto, le importa que el estado responda a sus demandas. Mijno
quiere echar a Soto, los maestros quieren que se resuelvan las problemáticas
puntuales. La directora quiere porteros, quiere que el dinero para los comedores
llegue en tiempo y forma, quiere celeridad en el mantenimiento de infraestructura, que se transparenten las designaciones, que se
mejoren los sistemas de otorgamientos de licencias. Los maestros quieren cobrar
las capacitaciones que se le adeudan…Esos reclamos docentes, no merecían tanto
menosprecio por parte de los legisladores opositores. La labor parlamentaria, de los legisladores de la oposición, fue
paupérrima no por falta de capacidades sino por la displicencia, por la desidia,
por la pereza y por el desinterés acerca de los reclamos docentes. Esa
despreocupación, fue notoria cuando algunos utilizaron ese papel de trabajo
“autocrítico” del gobernador para fundamentar sus alocuciones.
Algunos
dirigentes interpretan al rol de opositor, como un derecho para generar ruidos
que interfieran en la calidad de los debate sobre temas centrales, como lo son
aquellos que se vinculan a la educación. No se puede ahorrar sinceridad cuando
se debate sobre educación. Los ruidos solo impactan en lo inmediato y en lo
mediático pero no aportan nada constructivo para una provincia que sigue
encabezando el ranking nacional de analfabetismo. Según datos del ultimo censo
nacional, el Chaco encabeza el ranking con 5.5% de analfabetismo en la
población de 10 años y más. 46.732 analfabetos sobre una población de 852.752. Aunque
también se debe mirar la evolución, y allí nos encontramos que Chaco fue la
provincia que más redujo el analfabetismo, 2,5 puntos porcentuales respecto al
censo 2001, reduciéndose la brecha respecto al analfabetismo a nivel país, que
hoy se sitúa en 1.92%. Y estas evoluciones no son casuales sino producto del
esfuerzo del Estado, y esto debe evidenciarse a los fines de no quedarnos
rengos en el análisis del sistema educativo. Bajo la gestión Capitanich se
logró revertir el incumplimiento constitucional (el mínimo requerido no fue
alcanzado) del periodo 2003-2007 en materia de INVERSIONES EDUCATIVAS. El faltante
acumulado en los cuatro años de Nikisch fue de $ 295.919.820, que bien podría
computarse como una deuda del estado provincial con el sistema educativo. El
punto de inflexión fue el año 2008, y a partir de ahí el Estado Chaqueño
siempre invirtió más que ese mínimo requerido por el Art.83 de la Constitución
Provincial. La inversión excedente respecto al mínimo requerido fue de $1.085.467.590 en la primera gestión de Capitanich. Estos datos también nos
permiten dimensionar los intereses de las gestiones publicas, de más está decir
que para incrementar la competitividad de la provincia, es necesario de una
inalienable vocación de invertir en educación para encontrar ese beneficio
social que se traduce en la inclusión a la
igualdad de oportunidades.
Por estas, y otras cosas, me resisto a creer que 9
horas de interpelación a un ministro sea utilizado por los legisladores de la
oposición, solamente, para hacer ruidosos discursos, para bastardear la palabra
represión, y para constituirse en supuestas victimas. No podemos aceptar que se busque
anarquizar para fines electoralistas, cuando tenemos un estado de derecho que
contiene ámbitos constitucionales y legales para la canalización de todo tipo
de peticiones gremiales ante las autoridades. La conciliación obligatoria, es
un instituto del orden público laboral que no fue creado por Sergio Soto, y
tiene formas y efectos que son preexistentes a Sergio Soto. Pidan cambiar
leyes, no que se atropellen sistemas legales vigentes. La interpelación también
es un instituto muy válido para plantear todos los cuestionamientos, y si las
preguntas brillaron por su ausencia en nueve horas, es momento de reflexionar
seriamente sobre la falta de seriedad del trabajo legislativo (en este caso) de
algunos diputados de la oposición.-
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