Foto: La Voz del Chaco |
Mientras escarbo el texto que Diario
Norte le dedicó al acto de Gustavo Martínez en Sáenz Peña, no puedo distinguir
el primer plano de la profundidad del quehacer político. Cuando asomó
Capitanich, con la intensidad de su perseverancia, se pudo captar que el primer
plano era terminar con el nefasto rozismo, pero también era posible divisar la
profundidad o los interiores del proyecto político. No era solamente terminar
con el rozismo, sino que además había un proyecto de provincia. Había forma y
contenido, si se quiere. La imposibilidad de ver esa diferencia entre el primer
plano, y el plano profundo o interior, me lleva a conjeturar que estamos ante
una planicie discursiva y fáctica de Gustavo Martínez. Esa planicie (coincidencia
del primer plano y del plano interior), se aprecia cuando tanteamos los
mensajes públicos que hasta aquí ofreció en su carácter de precandidato a
Diputado. Evitar el crecimiento político de Eduardo Aguilar, pareciera ser el
primer plano y el plano interior a la vez. Así de simple es el esquema
decisorio de Gustavo Martínez: Ligero diagnostico del problema-objetivo
(Despertar al peronismo); certera elección (Gustavo Martínez, el despertador);
y Decisión indiscutible (Gustavo Martínez, Presidente de la legislatura).
Me resisto a pensar que el quehacer
político tenga esa simplicidad, o facilidad que nos pinta Gustavo Martínez. No
se trata de decir si estoy a favor o en contra de Gustavo Martínez, se trata de
buscar respuesta sobre cuales son las preocupaciones centrales de ese líder, cuales
son proyectos, que agendas abordará. Esa facilidad del quehacer político se
aprecia-aún más- cuando el discurso se limita a la nominación de los culpables.
Hay un problema, y hay culpables. La oferta es finita: Reemplazar a los culpables. Este criterio, también utilizado por
los opositores, se produce porque la lucha es por el cargo, no por el poder
como un servicio social. En sus discursos se puede advertir el vacío de agendas
políticas claves para el peronismo y la provincia. Y vaya si hay aspectos pendientes en varias agendas .
Agenda industrial, agenda empleo, agenda ecológica, agenda tributaria, agenda
justicia, agenda igualdad. Por ejemplo, la agenda ecológica no debe quedar
reservada para el testimonialismo opositor, para las ONGs sino ser tomada por
los principales dirigentes políticos, que están en ejercicio del poder, similar
a lo que ocurre con un proyecto como “La Fidelidad ”, un
granito de arena para la humanidad, porque uno de los principales males
globales, tiene que ver con esas alarmantes tasas de extinción de especies que
nos indican la destrucción de la biodiversidad.
El dijo que quiere una legislatura para
todos, y no una legislatura al servicio de la construcción política de un solo
dirigente. Una legislatura. ¿Para todos los chaqueños o para todos los dirigentes?
No lo se. Este concepto, me lleva a pensar que el voto negativo a la
expropiación del inmueble de la ex textil Abraham se funda en esa sola
preocupación: Que Eduardo Aguilar no se beneficie políticamente con estas cosas trascendentes.
Foto: Facebook Eduardo Aguilar |
Por ahora, veo tan solo un proyecto por los cargos mismos que apela a las emociones militantes, y que nace con algunas contradicciones. Se declama lealtad al proyecto nacional que encabeza Cristina Fernández de Kirchner, en una mesa compartida con Manuel García Solá. No se cuales son las sensaciones de los militantes kirchnergustavistas, pero intuyo que las fotos de García Sola sentado en la mesa chica de su líder; y por otro lado Eduardo Aguilar con Agustín Rossi; no habrán sido motivos de euforia colectiva. Gustavo Martínez, eligió como la síntesis antagónica (o esa piedra en el camino, para volver a las fuentes del justicialismo) a Eduardo Aguilar, y éste respondió rápidamente, haciendo gala de una economía de fuerzas, sin inmutarse y al pasar en Abrapalabras, sembró a Hugo Sager como uno de los candidatos, en condiciones de encabezar la lista a diputados.
¡Así de simple! pareciera ser el quehacer político de Gustavo
Martínez. La apelación a las emociones militantes me llega hasta los huesos
pero luego tengo el deber de exigirles más a los dirigentes. Cuando dice volver
a las fuentes del justicialismo me pregunto ¿cual es la profundidad de ese decir?
La movilidad social ascendente es el histórico reto peronista. Yo lo puedo aplaudir
y hasta recitar porque comparto esa proclama. Pero nos quedamos cortos cuando
aplaudimos y recitamos. Tenemos que exigir más. No es tan fácil el asunto. Por
ejemplo: ¿Como logrará es movilidad social ascendente? ¿Lo pensó? Si lo pensó, que
nos cuente cuales son los proyectos legislativos que ofrecerá para fabricar una
legislatura para todos y todas.
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