Hay dirigentes que siguen el
movimiento del péndulo, otros no. Es la idea principal que giró en un Domo del
Centenario que quedó chico para la ocasión. Desde Corrientes llegó Fabián Ríos.
Desde Resistencia no pudieron (o no quisieron) llegar Gustavo Martínez y
Domingo Peppo.- La convocatoria fue multitudinaria. Jorge Capitanich habló de
la dirigencia pendular, convocó a la unidad del campo popular para lograr una nueva independencia, y advirtió que no se callará
frente al ataque de los "jueces corruptos" que están al servicio de
las corporaciones.
La militancia del campo
popular encontró oxígenos vitales en las palabras de Jorge Capitanich. Que
gobierne Mauricio Macri, acompañado de varias decenas de gerentes de las
grandes corporaciones genera complejidades sociales. Desde las corporaciones históricamente
se atacaron a los líderes populares, a los militantes, a los trabajadores, a
los pequeños y medianos empresarios. En un semestre se vieron esos ataques. Los
militantes son ñoquis del estado, los trabajadores de Tiempo Argentino que
defienden el patrimonio no solo fueron atacados por una patota sino que fueron llamados usurpadores por el Presidente
Macri. Trabajo sucio de un ministro es dejar a miles de argentinos sin trabajo,
y a cientos de empresas que debieron cerrar sus puertas. A los dirigentes y
militantes del campo popular nunca les fue fácil la tarea política, el cuero de
la historia está curtido, la defensa de los intereses nacionales se hace con la
fortaleza de las convicciones, con el mandato de aquellos líderes del pasado
que abrieron ventanas y puertas para que ingrese la libertad. En el himno
nacional quedó marcado para siempre el valor de oír el ruido de rotas cadenas.
El justicialismo se
desdibuja cada vez que sus dirigentes cambian de pareceres para acompañar el
movimiento del péndulo. Es un hacer político sin valor agregado, incoherente e
inconexo. Las ideas son rutas a través de las cuales se construyen los destinos
de una nación. El justicialismo tiene el difícil desafío de ampliar su alcance,
debería trabajar más por el destino de
la Nación que por la gobernabilidad del actual oficialismo. Mientras en el
Partido Justicialista formal se habla de un "nuevo justicialismo",
Jorge Capitanich habla de la "nueva independencia". La dirigencia del
PJ formal piensa tranqueras adentro; mientras que en el mensaje de Capitanich se
articula una construcción con un alcance más amplio, como lo es la defensa de
los intereses nacionales. Es un concepto, no un discurso de barricada ni un discurso que lo
ubique a la izquierda del Che. Cuando se habla de intereses nacionales se habla
de la necesidad de de proteger el tejido productivo y social del país.
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