Para un matemático
del nivel de Jorge Capitanich,
una figura
geométrica
es un
juego de jardín de infantes.
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"Se van a llevar una sorpresa" dijo Juan C. Bacileff
Ivanoff, al borde de la felicidad por el encuentro que tendría con
la Presidenta. La alegría del gobernador, acaso lo llevó a creer que borrará de
la memoria colectiva esas palabras envenenadas que dijo contra de Jorge M.
Capitanich, o la firma de un decreto sin consultar a los líderes políticos o el
plantón a Cristina F. de Kirchner.
En la política todo es posible, nada puede
sorprender, y menos aún las certeras contradicciones de Bacileff.
En 11 meses al frente del ejecutivo provincial demostró
que tiene notable capacidad para contradecirse, una y otra vez. El frente de
incoherencias, nos lleva a suponer una precariedad en sus mensajes.
Fue Bacileff quien repudió el déficit de Sameep, quien cuestionó
el acto de Campo Largo, quien prometió que no permitiría a sus funcionarios la
actividad proselitista. Fue Bacileff quien dijo que no confía en Capitanich porque
le falló mil veces, quien cuestionó al gobierno nacional por relacionarse directamente
con los intendentes. Fue Bacileff quien dijo que no tenía que consultar a CFK
para la convocatoria de elecciones porque la ley de obediencia debida se
terminó.
Ese frente de incoherencias de Bacileff, sería
irrelevante si no hubiese tenido el apoyo de Gustavo Martínez y Domingo Peppo.
El triángulo BPM (o de las Bermudas), apeló al poder de
daño pero fracasó en el intento, enalteció aun más la figura de Jorge Capitanich.
Cada dirigente tiene sus elementos para posicionarse en
la trama del poder, y son libres de elegir sus estrategias.
En este caso, coincidieron en el objetivo estratégico de generar
un escenario donde el justicialismo no tenga otra opción que elegir por el mal
menor.
Utilizaron la birome de Bacileff como un recurso táctico para
satisfacer ese objetivo estratégico. Acelerar los tiempos electorales para
condicionar las decisiones del líder Capitanich.
El justicialismo debería estar abocado a predicar las
bondades de la gestión Capitanich. Sin embargo, desde la usina del triángulo
BPM, dieron riendas sueltas a dos actividades fundamentales: Las críticas al líder,
y la ostentación de gastos proselitistas.
La actividad del triángulo BPM, neutraliza los
cuestionamientos por los excesos de gastos proselitistas y por los defectos de
gestión, que podrían realizarse a la intendenta de la ciudad de Resistencia. Si
alguien intenta cuestionar a la intendenta por gastar recursos para propaganda
electoral, es muy probable que apunten a Domingo Peppo por hacer lo mismo. Si
alguien intenta cuestionar la gestión de la intendenta, es muy probable que
apunten a Gustavo Martínez como administrador ineficiente de SAMEEP. El accionar de los tres vértices mencionados fundamentaron
la estructura de funcionalidad para el progreso de Aida Ayala.
En este
triángulo, supongo que no todos están en la misma situación para recibir los beneficios o
asumir los costos políticos. Gustavo Martínez tiene sus bases ordenadas desde
hace años, es acompañado por muchos leales, y siempre escaló peldaños en la administración gubernamental. Bacileff
es quien menos tiene para perder. Por lo pronto, para un matemático del nivel de Jorge Capitanich, una figura geométrica es un
juego de jardín de infantes.
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