La partida de Capitanich generó ilusiones de
reacomodamientos (lógicas después de la derrota electoral) para la oposición, y
a la vez amenazas de desacomodamientos para dirigentes del oficialismo. El
2.015 desapareció de la superficie mediática pero no de las preocupaciones
subterráneas. Bacileff quiere gobernar con su estilo, en un clima de
tranquilidad, sin renegar ni gastar energías en el internismo. Capitanich
también quiere ocuparse con su estilo de la jefatura de gabinete.
Esas preocupaciones subterráneas no son preocupaciones de
Bacileff ni de Capitanich.
El nudo del complejo tejido de relaciones dirigenciales,
solo podrá ser desatado por Capitanich. No queda otra. La coyuntura política
del chaco, está en función de la evolución que tenga la variable “coqui” en el
escenario nacional. No se puede sacar conclusiones definitivas. Si el derrotero
iniciado en la jefatura de gabinete, culmina con la candidatura a Presidente;
el efecto político sobre el escenario chaqueño, será el poder de nominación de
su sucesor.
Bueno, si hoy fuesen
las elecciones; el principal candidato sería quien nomine Capitanich.
Capitanich es el dueño del tablero. Juega cuando quiere, y con
quien quiere. Elige los testigos para
que vean su maestría estratégica. Elige los adversarios internos que no son
amenazas de liderazgos. Conoce con lujos y detalles las necesidades de la
dirigencia que viene acomodada desde hace años; y también conoce las demandas
de estos tiempos. Los conoce de memoria. Sabe que no son posiciones políticas
sino tan solo peticiones o quejas cuyos efectos siempre serán efímeros.
Aquí debería ir el punto final. Pero no quiero eludir las
pequeñas anécdotas que sembraron ciertos dirigentes del justicialismo después
de las PASO.
Me gusta jugar con los entre paréntesis que me sopla la
memoria. Esto debería ir entre paréntesis. Cierta dirigencia del justicialismo se
quejó por los “funcionarios que no hacían política”. Capitanich las escuchó, y en
apariencia aceptó las sugerencias.
Esa misma dirigencia, hoy no disimula una tremenda contradicción cuando nada
dice sobre la asunción de Ministros como
Roberto Lugo o Miguel Brunswig. Tampoco nada dijeron cuando el flamante sucesor
de Capitanich avisó que sumará dirigencia del sector privado al gabinete. Eso
sí, es comprensible el silencio que hicieron frente a la selección de
colaboradores para la jefatura de gabinete. Los dos primeros elegidos fueron
Codutti y Bolatti. Luego Aguilera. Agostini.
Los intendentes siempre se sintieron dueño del territorio. ¡Bacileff
Ivanoff piensa igual! Deben cuidar la parcela que le corresponde. Es el rol
asignado para los intendentes.
La interacción institucional con la provincia se produce con
el famoso Foro de Intendentes. Uno es elegido Presidente. Se sienta en la punta
de la mesa. Se siente el Gardel de los intendentes.
Pero ya se sabe no son posiciones políticas. Ni siquiera los
intendentes se ahorran la laboriosa tarea de recorrer despachos, por cuanto la
secretaría de asuntos municipales sobresale por la increíble capacidad para no
facilitar ningún ahorro de tiempo. Tampoco les interesa a los intendentes esa coordinación
de demandas y respuestas.
Necesitan sentir, en forma individual, el aroma del poder
que gira en los despachos de los ministros. No hacen política.
La experiencia de gestión no se traduce para generar las
condiciones de liderazgos que le permitan llegar a la gobernación. Las
descabelladas ambiciones de algunos, y las excesivas prudencias de otros
constituyen barreras insuperables. Es una cuestión de recursos pero no de cajas
sino de creatividad.
Hoy Domingo Peppo y Hugo Sager son los candidatos más serios
del lote de intendentes. Pero. En un esquema que ya mostró a otros intendentes,
con ese vicio de hacer gala de una justa dosis de desmesura para ser
funcionales a los Gustavo Martínez o a los Eduardo Aguilar.
Si hacemos un rápido revisionismo de la breve historia de
gobernadores que ofreció el justicialismo, desde 1.983, ninguno fue intendente
con anterioridad. Florencio Tenev antes de llegar a la gobernación fue ministro
de gobierno de BIttel. Danilo Luis Baroni, extensa trayectoria en el PJ pero
nunca antes intendente. Y finalmente Capitanich que inició su carrera en el
despacho de Baroni, su antecesor. Una continuidad del justicialismo que tuvo la
breve demora de 16 años.
Aquí va otro entre paréntesis. La genealogía de la
construcción de poder a nivel nacional es diferente. Después de Perón, todos
los presidentes ofrecidos por el justicialismo (y elegidos en las urnas) fueron gobernadores. Menem,
Duhalde, Kirchner. Cristina Kirchner rompió esa regla.
No estoy diciendo que salgan a vociferar en contra de las
decisiones del gobernador de turno; sino al menos que se ordenen las
competencias alrededor de los intendentes que ya sobresalieron del resto. Si
los intendentes justicialistas no hacen un giro en la comprensión de la
ubicuidad relativa de cada uno, todo nos lleva a pensar que un intendente será
gobernador del Chaco en el día del arquero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario