La provincia del Chaco,
en cualquier momento, entrará en un periodo de transición política. Jorge Capitanich,
hasta aquí, se manejó con ciertos pudores institucionales que lo alejaron de la
idea utilizar una reforma constitucional para continuar al frente del Poder
Ejecutivo. Se abre un periodo político con varios dilemas, varios intereses
sectoriales y muchos ruidos que interferirán en la comunicación. La literatura
de la sucesión se llenará de personajes, y de ficciones. Será un buen negocio
editorial. Si a lo largo del presente año, observamos varias operaciones de
prensa, no quieran saber la cantidad de operaciones de prensa que habrá en los
próximos meses. En un rápido ejercicio de la memoria, en este 2013 podemos
citar el adiós nunca concretado de Bacileff Ivanoff, o los distintos senadores
que fueron desplazando de la lista a Eduardo Aguilar.
La otra vez, alguien me
decía con tono de susto: “Hay mucha incertidumbre”. En principio, la
incertidumbre es normal en un contexto político que en cualquier momento presentará
un cambio de gobernador. No es una catástrofe. Los pretensos sucesores deberán producir hechos políticos que
disminuyan esa incertidumbre.
La política desde su
nacimiento tiene un campo teórico y un campo practico. El Chaco debe ser uno de
los territorios que mayor complejidad presenta a la hora de encarar una tarea
persuasiva. El crisol de razas generó perfiles sociales con gustos y expectativas
heterogéneas. Además el manual persuasivo es diferente,
según como se respondan las preguntas: ¿La política chaqueña está más cerca del
plano empresarial o del plano del arte?; ¿Somos parte de una sociedad
interesada por la política?
Si tomamos la clase
política chaqueña como un sistema microeconómico, apreciaremos que existe una
empresa (Capitanich) cuyas acciones cotizan alto en el mercado electoral, no
solo en el chaqueño, sino también con fuerte presencia en la dirigencia nacional.
En un proceso de
competencias, es natural que las demás empresas insinúen ofrecer valores
equivalentes. Si uno de los atributos visibles de Capitanich es andar todo el
día y a toda hora; entonces otra empresa puede pensar que allí está la clave
del éxito, y comienza a mostrarse así para insinuar un valor equivalente. Pero
no es tan fácil el asunto.
Capitanich tiene una forma
de trabajo que lo catapultó al éxito político. Quien pretenda copiar sus formas
puede caer en la lógica del espejo. Como diría Ernesto Sábato: "La
diferencia entre Modigliani y una máquina fotográfica es que el arte no es una
copia de la mera realidad externa sino un acto ontocreador, más cercano al
sueño que al espejo".
Después de la lección de
las últimas elecciones, podemos concluir que Capitanich lidera por encantamiento y no por resignación.
¿Encantar o resignar?
¿Qué hacer? Yo diría propóngase las dos cosas.
Si es verdad que hay un
antes y un después de Capitanich; es conveniente que la dirigencia ante la
duda, internalice la experiencia de cómo se organizaron los elementos que
integran los planos económicos, sociales, e institucionales. El pretenso
sucesor deberá conocer (por haber sido parte del proceso o por un profundo
análisis) los distintos elementos de la gestión Capitanich que desembocaron en
buenos resultados económicos, políticos, sociales e institucionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario