Max Weber, diría "Algunos viven de la
política, otros viven para la política".
Los vividores de la política, utilizan a la
actividad política como fuente permanente de ingresos, viven de los demás. No
tienen interés en satisfacer necesidades
públicas . El arribismo desmesurado siempre existió.
Esta tipología de dirigentes contribuye para que
nada cambie. Se incomodan con la aparición de otros dirigentes; y los descalifican
por la falta de experiencia política. Solo aceptan a los nuevos dirigentes que
se manejan con los mismos criterios de subsistencias, y que pueden ser útiles
para sus propios proyectos personales.
La formación dirigencial está ausente en la mayoría
de los partidos. En muchas charlas políticas o talleres, se explican ventajas
de la disciplina orgánica, de la estrategia de conducción, de la táctica para
la toma del poder, etc.
Todo muy bonito pero se limita a la micropolítica. Se
intenta adiestrar a los miembros de grupo para subsistir. De nada sirve formar
dirigentes que luego se encontrarán con el vacío absoluto para actuar o
interpelar a un gobierno, según sea el caso.
La corriente neoliberal, que desembarcó a mediado
de los setenta, obtuvo los resultados deseados. Los partidos políticos fueron
vaciados en un contexto de fragmentaciones sociales y de fusiones corporativas.
La proliferación de los partidos políticos en la
Argentina es el testimonio de un funcionamiento precario. No escribo en
favor del bipartidismo sino remarco la esterilidad del multipartidismo. Con
este panorama resulta difícil el ordenamiento de las ideas y acciones que
contribuyan a disminuir las necesidades públicas.
En el Chaco, ese multipartidismo desemboca,
necesariamente, en asociarse a los dos partidos tradicionales para acceder a bancas
legislativas. La suma de todos los microemprendimientos no alcanza para formar
una tercera fuerza electoral.
Pocos son los dirigentes que conciben a la política
como una espada para lograr las transformaciones sociales. Uno valora la
tenacidad de algunos dirigentes (caso Jorge Capitanich, Eduardo Aguilar, Fabricio
Bolatti, entre otros) que tratan de guiar una expedición política hacia debates
trascendentes, proponen pensar sobre temáticas que no estaban al alcance ni
bajo el interés de la dirigencia media.
El coyunturalismo asfixia, y perturba a la
dirigencia política que intenta adentrarse en un proceso de formación del
capital humano y social como instrumento para lograr mejores estadios de
equidad social.
En el 2.003 se abrió un proceso redistributivo de
ingresos a nivel nacional, y en el Chaco; pero también es cierto que se
requiere de dirigentes con la vocación, la capacidad y las energías para surcar
la siguiente etapa que permita la redistribución de oportunidades. Para ese fin
es fundamental trazar las líneas que hagan a la formación de un capital
dirigencial que trabaje para la formación del capital humano y social. Los
vividores de la política te dan la certeza de la pendularidad, ni por asomo
serán capaces de reflexionar cómo seguir progresando en la satisfacción de las
necesidades públicas porque sencillamente no les interesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario