Ganó Latinoamérica. La pasión revolucionaria de Venezuela se
fortaleció. Me quedó la sensación que Venezuela, es uno de los pueblos más
políticos del planeta, tiene una felicidad política no fácil de mensurar. Hasta
el niño bien Capriles, es un ejemplo de esa felicidad, se quitó el aburrido
traje, y tuvo que recorrer el país, como seguramente nunca antes lo hizo,
tratando de persuadir a sus compatriotas, y vaya si lo logró, casi el 45% de
venezolanos lo eligió. Fue una ida y vuelta memorable, hasta el último segundo
de la elección. ¿Que pueblo es capaz de bancarse que a las tres de la mañana se
arme semejante cadenas de bombas de estruendos, gritos y fuegos artificiales
para darle la bienvenida a la jornada electoral, mejor dicho a la fiesta cívica?.
¡A las seis de la mañana las mesas abiertas! Doce horas. Imagino el baño
democrático que se dieron esas celebridades políticas argentinas, que fueron a
hacer turismo político, a hacer algo de prensa y de paso apoyar simbólicamente a Capriles.
Rafael Correa alguna vez dijo la revolución ciudadana debe
ser la revolución de la alegría. Ni la lluvia impidió que los alegres rojos
llenaran 7 avenidas para acompañar a su
líder en el cierre de campaña. La campaña de Chávez fue alegre, en sus extensas
oratorias empuñaba pedazos de historia, volvía con implacables ironías,
repasaba logros, cantaba, recitaba. Y el pueblo alegre le devolvía música en
todo momento, casi como una confirmación de aquella máxima de Arturo Jauretche
“los pueblos deprimidos no vencen, por eso venimos a combatir por el país
alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.
Esa marea roja en el cierre de la campaña de Chávez es la muestra viviente de que se
trata la política. Se trata de alegrías, de esperanzas, de optimismos. Estoy
obligada a ser optimista porque soy política decía Cristina Fernández de Kirchner en una entrevista hace algunos años,
casi como indicándonos que el optimismo es la esencia del político. Por eso no
todo dirigente político, es un ser político.
Acaso, el rol más importante de un líder es transformar el
estado de ánimo de su pueblo. Chávez transformó la realidad social venezolana,
y transformó el estado de ánimo de su pueblo, de los chavistas y de los no
chavistas. Esa Venezuela recargada de política, es un recurso estratégico para
el pueblo latinoamericano, porque unidos democráticamente, continuaremos la
siembra de nuestras soberanías nacionales. Y con alegría porque como dice el
presidente ecuatoriano “quitándonos la alegría, nos quitan la motivación, la
esperanza”. A Venezuela no pudieron quitarle la alegría revolucionaria, Latinoamérica
está feliz.
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