La campaña electoral
de Scioli o Macri, eclipsa el momento político que se abre en Chaco. El
radicalismo alarga sus gacetillas con la última gota de tonner, sus horas están
contadas en el Municipio de Resistencia. Tienen la ilusión del conchabo
nacional para subsistir, si Gana Macri irán por los cargos en las delegaciones
de PAMI, ANSES; si pierde Macri irán por algún conchabo de asesor de los diputados
nacionales, similar al que tuvo Ángel Rozas con Gerardo Morales.
En el justicialismo,
si bien Capitanich habla de transición ordenada, habría que esperar las
conclusiones del equipo de transición de Peppo para saber si tienen o no
observaciones (entre compañeros) sobre decisiones de financiamientos tomadas
por el gobernador Capitanich, si es que tomó alguna. Jorge Capitanich demuestra
en los hechos que trabajará hasta el último segundo de su mandato
constitucional, inaugura obras, entrega camionetas en SECHEEP, ambulancias en
Salud Pública, y seguirá al mismo ritmo hasta que se agote su tiempo de
gobernador.
A todo esto, sea cual
sea el presidente se abre una etapa de correcciones en el nivel del gasto
público. La diferencia entre los candidatos, acaso esté en la magnitud de esas
correcciones. Muchos recursos que llegan a la provincia son para planes
sociales complementarios, como los módulos alimentarios, asignaciones para
cooperativas, entre otros puntos. La asistencia social existió pero a juzgar
por la cantidad de ministros que pasaron, se puede presuponer que la
organización de la asistencia social fue un punto débil en la gestión
Capitanich, nunca encontró el punto optimo. (Casi) Un ministro por año. Pasaron
Claudia Panzardi, Cristina Magnano, Aldo Leiva, Beatriz Bogado, Diego
Bernachea, Roberto Lugo hasta llegar a la actual ministra Soneira.
Llueve incertidumbre.
El mejor paragua para afrontar esa lluvia es leer gacetillas, allí reverdecen
las abreviaturas que no dicen nada. Pero esa nada sirve para escapar del
tumulto que produce la incertidumbre.
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