El decreto 1470 puso en primer plano la interna del partido
justicialista, y abrió esa etapa en la cual se generarán las discusiones, los
amagues, los reacomodamientos, los aflojes, y los consensos.
El decreto es inobjetable desde el plano institucional pero
no se pueden eludir los condimentos políticos que cocinaron esa formalidad, y
que tuvo como predicadores a Domingo Peppo y Gustavo Martínez. La prédica, se
complementó con la participación en la conferencia de prensa donde el vicegobernador cuestionó la reunión del Jefe de Gabinete con
la intendenta Aída Ayala.
Claro que existe una discusión de poder. Domingo Peppo
quiere ser gobernador. Gustavo Martínez también pero por ahora debe conformarse
con el límite electoral, pelear por la intendencia de
Resistencia. Y Juan C. Bacileff quiere un espacio en la formula para su hijo.
El Gustavismo, en pocos meses, pasó de hacer un amague de
juicio político contra Bacileff Ivanoff a pedir la re-reelección de Capitanich.
Ninguno de los extremos llegó al estado de realidad. Por medio de algunos
operadores mediáticos, también se pudo intuir un eventual próximo amague de
candidatura a gobernador pero por la línea del Frente Renovador. Tácticas
fallidas antes de implementarse. Lo único concreto y realizable para defender
el poder de negociación de su espacio interno (importante), será provincializar
la campaña teniendo a Ricardo Sánchez como precandidato.
Domingo Peppo viene realizando un esfuerzo sideral para
posicionarse como el más elegible por las estructuras del justicialismo. La
patriada es grande en un partido donde las estructuras van hacia el lado de
Jorge Capitanich o hacia el lado de Gustavo Martínez. Una tercera posición que
se debilita desde lo estratégico cuando parece arrimado a las líneas del
Gustavismo, condicionado por la birome de Bacileff, y ahora condicionado por la
indiferencia del Coquismo. Con un escenario sin acuerdos está condenado a
perder en las PASO. Su llave es el consenso de los líderes. Creyó que acelerar
los tiempos de las definiciones lo dejaba mejor posicionado respecto al resto
de los candidatos.
El vicegobernador apresuró los trancos electorales, con el
firme deseo de confrontar políticamente a Capitanich aunque lo niegue o diga
que se quiere ir a su casa después de finalizar el mandato constitucional.
Es una confrontación en el despacho, en los medios pero no
en las urnas. Sabe que no le da el cuero electoral para realizar una campaña, y
mucho menos para ganar una interna. Presiona para negociar mejor la vicegobernación para su hijo. Y de yapa un
cargo de Diputado Nacional.
Thomas Hobbes hablaba de tres elementos que distinguen el
deseo de poder en el marco de las relaciones sociales: La rivalidad, la
desconfianza y el afán de gloria.
En la entrevista que le realizó Natalio Aides para Radio
Sudamericana, y en otras también, quedó claro que el vicegobernador a cargo del
Poder Ejecutivo discute poder desde esos tres ángulos.
La rivalidad buscada se evidencia en las palabras contra
Capitanich. La lógica del discurso provocador se resume en tres ejes:
Capitanich, como gobernador dejó una provincia anarquizada, como jefe de
gabinete fracasó, y llegó a la presidencia del partido engañando. Pero como
dijimos más arriba, no busca rivalizar en las urnas, sabe que tiene cero
chances de ganar. De hecho dice que no quiere ir a internas porque es parte del
Coquismo. Pero yo diría, no es que “no quiere” sino que “no puede”. No existen
mejores lugares políticos de los que obtuvo gracias al esfuerzo de Jorge
Capitanich.
La desconfianza también es manifiesta. En Radio Sudamericana
dijo que no confía en las palabras de Capitanich porque le “falló mil veces”.
El afán de gloria es el tercer elemento notorio de ese deseo
de poder, cuando se incorpora en el mismo nivel que Jorge Capitanich y Aída
Ayala. Cuando dice que mide bien en Resistencia. Que es el estratega. Que
gobierna mejor porque redujo la deuda
flotante, eliminó la anarquía y trabaja mejor en equipo.
No está mal que un dirigente político tenga deseo e intente
discutir poder. Eso también es la política. Sin embargo, BACILEFF ataca
políticamente pero se defiende con la constitución en la mano. Se sube al plano
político para cuestionar, pero se defiende desde el plano de la
institucionalidad.
Si trató de impresentables a 4 intendentes y a 1 Senador
elegidos por la voluntad popular, debe admitir que del otro lado también puedan
hacer un juicio de valor sobre su gestión y su carrera política. Que tal si del
otro lado le respondan: “Mirá quien lo dice. Bacileff, nunca ganó una elección
para ser intendente o concejal en J.J. Castell. Después de los tiempos de
Serrano, o Benedetto, no pudo reunir una legitimidad para ganar un Municipio
que en la actualidad está bajo la administración Nievas”. Pero claro, no le
responderán de ese modo.
El objetivo político del decreto fue condicionar la
estrategia de Jorge Capitanich.
Pero antes de todos los condicionamientos, existe el
“condicionamiento natural” que es un justicialismo con pocas chances de salir
airoso, sin la participación conductiva de Jorge Capitanich. No es que la
dirigencia del Gustavismo, o Domingo Peppo o el propio Bacileff Ivanoff estén
desorientados sino simplemente padecen de ese condicionamiento natural que
viene desde las urnas.
Me gustan las verdades de Perogrullo. Las discusiones pueden
desembocar en consenso mayoritario o en las PASO.
En estas horas, no se pueden resolver las ecuaciones, ni
elaborar pronósticos ni jugar al adivinador. La decisión está en manos de
quienes pretenden discutir poder con Jorge Capitanich. Por ahora lo hacen en
los despachos, en los medios, restará saber si se animarán a discutir en las
urnas.
En el discurso de Capitanich quedó claro que no está desesperado,
ni apurado, ni predispuesto a salir corriendo a buscarlos; la contraparte sabrá
que hacer si siguen profundizando las divisiones o vuelven con la cabeza gacha
al sitio de Capitanich para buscar el dialogo constructivo.
Las candidaturas a Gobernar la provincia son construcciones
colectivas, y hoy el principal delegado para diseñar las estrategias
electorales de esa construcción colectiva, por el lado del peronismo, es Jorge
Capitanich.
La única certeza que tengo es que hay Coquismo para rato. No deja de ser una buena noticia para el
justicialismo, se salvará de caer en el triangulo de las Bermudas.
Por César López.
Por César López.
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